Síndrome nocturno: cómo ajustar tus ritmos circadianos cuando te despiertas y te duermes en la oscuridad

El comienzo del invierno es una época en la que el sol se convierte en un invitado poco común en nuestras vidas. Por la mañana, el despertador suena en la más absoluta oscuridad, y por la noche, la oscuridad cubre la ciudad desde las cuatro de la tarde. El cuerpo cae en un estado de somnolencia permanente, y el deseo de meterse bajo las sábanas y despertarse en marzo se vuelve cada vez más obsesivo. ¿Te suena?

Síndrome nocturno: cómo ajustar tus ritmos circadianos cuando te despiertas y te duermes en la oscuridad

No es pereza ni depresión, sino una alteración de los ritmos circadianos, el reloj biológico interno que regula nuestro ciclo de sueño-vigilia. Nuestro cerebro percibe la oscuridad como una señal para producir melatonina, la hormona del sueño. Cuando las horas de luz se reducen a siete, el cuerpo realmente no entiende el sentido de levantarse de la cama.

El principal enemigo de la somnolencia invernal es la falta de luz. Una bombilla típica en una habitación proporciona entre 300 y 500 lux, mientras que los ritmos circadianos normales requieren al menos 2500 lux. En un día despejado, el sol proporciona 10 000 lux, pero ¿dónde se puede conseguir eso en diciembre?

Síndrome nocturno: cómo ajustar tus ritmos circadianos cuando te despiertas y te duermes en la oscuridad

Un despertador con luz no es un truco publicitario, sino una herramienta realmente efectiva. Treinta o cuarenta minutos antes de la hora programada, aumenta gradualmente la intensidad, simulando el amanecer. Esto indica el comienzo del día, reduce la producción de melatonina y estimula la producción de cortisol, la hormona del despertar. Despertarse en la oscuridad es mucho más fácil cuando la habitación ya está bañada por una luz tenue.

Si una alarma luminosa parece excesiva, una lámpara fluorescente brillante normal servirá. La clave es encenderla inmediatamente después de despertarse y dejarla en la habitación durante al menos 30 minutos. Este tiempo es suficiente para que su cuerpo sepa que la noche ha terminado y es hora de activarse.

La primera media hora tras despertarse determina la energía de todo el día. ¿Cómo puedes despertar en la oscuridad sin convertirte en un zombi? Una fórmula sencilla funciona: luz más movimiento más frío.

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Una ducha de contraste activa la circulación y despierta el sistema nervioso. Si esto es demasiado extremo, salpicarse la cara con agua helada logrará un efecto similar. El frío estimula la producción de noradrenalina, responsable de la concentración y el estado de alerta.

Cualquier actividad física durante la primera hora después de despertarse actúa como un energizante natural. No necesitas un entrenamiento completo: basta con diez sentadillas o algunas posturas de yoga. El trabajo muscular eleva la temperatura corporal y acelera el metabolismo, lo que te libera automáticamente de ese estado de letargo y somnolencia.

Cuando el cuerpo está en modo de ahorro de energía, anhela carbohidratos de rápida absorción: panecillos, galletas, chocolate. El problema es que estos alimentos proporcionan un breve estallido de energía seguido de una caída brusca. Una hora después de un desayuno azucarado, te sentirás aún más somnoliento.

La proteína es la base de una energía estable. Los huevos, el requesón, el yogur griego y el pescado proporcionan una sensación de saciedad duradera y niveles estables de glucosa en sangre. El triptófano de los alimentos proteicos se convierte en serotonina, responsable de un estado de ánimo positivo y combate la depresión invernal.

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El pescado azul, los frutos secos y las semillas de lino contienen ácidos grasos omega-3, que mejoran la función cerebral y ayudan a combatir la fatiga estacional. El aguacate, el plátano y las espinacas son ricos en magnesio, un mineral que regula la producción de melatonina y ayuda a mantener un ciclo de sueño saludable.

La vitamina D es fundamental en invierno. Sin sol, el cuerpo no puede producirla por sí solo, y la deficiencia de vitamina D está directamente relacionada con la fatiga y el bajo estado de ánimo. El pescado azul, las yemas de huevo y la leche fortificada solucionan parcialmente este problema, pero de noviembre a marzo es recomendable tomar suplementos de vitamina D.

La paradoja de la oscuridad invernal es que a menudo no dormimos por la noche, aunque nuestro cuerpo esté cansado. La iluminación artificial, las pantallas y trabajar hasta altas horas de la noche: todo esto altera nuestros ritmos circadianos tanto como la oscuridad de la mañana.

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Dos horas antes de acostarte, baja la intensidad de las luces de tu apartamento. Reemplaza las luces brillantes del techo por lámparas de pie y de mesa con luz cálida. La luz azul de las pantallas de teléfonos y computadoras suprime la producción de melatonina, así que activa el modo nocturno en todos tus dispositivos o usa gafas con lentes naranjas que bloqueen la luz azul.

La temperatura del dormitorio debe ser fresca, entre 18 y 20 grados Celsius. Cuando el cuerpo se enfría, sirve como una señal adicional para dormir. Un baño caliente una hora antes de acostarse funciona según el mismo principio: después, la temperatura corporal desciende rápidamente, acelerando la llegada del sueño.

La vida media de la cafeína en el cuerpo es de cinco a seis horas. Esto significa que una taza de café a las 4 p. m. seguirá afectando la calidad del sueño a las 10 p. m. En invierno, cuando los ritmos circadianos ya están alterados, conviene establecer un límite estricto para la cafeína: no más tarde de las 2 p. m.

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El alcohol crea la ilusión de dormirse rápidamente, pero interrumpe el sueño profundo. El cuerpo pasa la noche en un sueño superficial e intranquilo. Te despiertas aturdido, incluso si técnicamente has dormido ocho horas.

Incluso 15 minutos al aire libre durante el día mejoran significativamente los ritmos circadianos. La luz natural, incluso a través de las nubes, es mucho más efectiva que cualquier lámpara de interior. Si el trabajo no te permite salir durante el día, vale la pena aprovechar la hora del almuerzo para al menos dar un paseo corto por el edificio.

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El aire frío es tan vigorizante como el café. Cuando el oxígeno llega a los pulmones, el cerebro recibe nutrientes adicionales, mejora la concentración y desaparece el letargo. Los paseos invernales no son una hazaña, sino más bien una higiene básica del sistema nervioso.

Los ritmos circadianos se nutren de la previsibilidad. Cuando te acuestas y te despiertas a la misma hora los siete días de la semana, tu cuerpo se adapta a un horario estricto y empieza a funcionar como un reloj. Un cambio en tu horario, incluso de una o dos horas, desbarata estos ajustes y obliga a tu cerebro a readaptarse cada vez.

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Los fines de semana son el principal enemigo de una rutina estable. La tentación de dormir hasta el mediodía del sábado es comprensible, pero semejante cambio de horario equivale a un pequeño jet lag. Las mañanas de los lunes vuelven a ser una tortura, porque el cuerpo no entiende por qué necesita despertarse tres horas antes que ayer.

Si aún no has dormido lo suficiente durante la semana, es mejor acostarte más temprano que dormir hasta la hora de comer el fin de semana. Esto mantendrá tu reloj interno en la configuración correcta y hará que la semana siguiente sea mucho más fácil.

Si el letargo, la somnolencia y el bajo estado de ánimo persisten incluso después de seguir todas las recomendaciones, es posible que esté padeciendo un trastorno afectivo estacional. Esta es una afección real que requiere la atención de un especialista. La fototerapia bajo supervisión médica, los suplementos vitamínicos y, en ocasiones, el apoyo farmacológico pueden ayudarle a superar los meses difíciles sin consecuencias para la salud mental.

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El invierno en latitudes medias supone un reto para los ritmos circadianos, pero es totalmente superable. Es suficiente para darle al cuerpo lo que le falta: luz por la mañana, movimiento durante el día, oscuridad por la noche y una rutina constante. El síndrome de la noche eterna desaparece cuando se empieza a trabajar con la biología, no contra ella.

¿Cómo se combate la somnolencia invernal? ¿Tienes algún método probado para despertarte en la oscuridad y mantenerte alerta todo el día?

     

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